A158 Abordar el Declive de las Iglesias y Fomentar su Revitalización
La Iglesia Episcopal ha estado en franco declive desde hace tiempo. También es cierto que las causas del declive son múltiples y que la Iglesia Episcopal no para nada la única que lo está experimentando. Sin embargo, el hecho es que nuestro tamaño se está reduciendo. Un pronóstico en línea recta mostraría que no tendremos a ningún fiel en nuestros bancos en un plazo de tan solo unas décadas.[1] Además de ser un fracaso en el seguimiento de la gran comisión de Jesús resucitado para nosotros, el declive hace que todo lo demás que tratemos de hacer como iglesia sea mucho más difícil.
Pero los pronósticos no son promesas. Solo Dios conoce el futuro y el Espíritu Santo nos da el facultamiento para discernir y tomar decisiones diferentes. Un buen punto de partida es dejar de negar la verdad o de intentar minimizarla con eufemismos de “cambio”.
Hacer frente a nuestro declive, mejor ejemplificado por la pérdida del 43.2% de la Asistencia Dominical Promedio en toda la Iglesia entre 2013 y 2022,[2] es un “desafío adaptativo” que requiere un cambio fundamental en nuestra mentalidad, valores y comportamientos, no un “problema técnico” que pueda resolverse con la solución “correcta” ni con el conocimiento de un experto.[3] Ante todo, para detener, por no hablar de revertir, nuestras pérdidas, tenemos que apartarnos diariamente de los muchos ídolos y falsos dioses que nos distraen y volvernos hacia el Dios que nos hizo y liberó en Cristo, como hicieron las generaciones de fieles que nos precedieron.
Más allá de eso, no tenemos una comprensión a nivel de toda la Iglesia sobre cómo abordar el declive y, por ende nuestro deseo de escuchar cómo lo están abordando todas las diócesis, que son las unidades básicas de nuestra Iglesia, en sus propios contextos con los informes requeridos. También pretendemos que los informes generen recursos útiles que no todas las diócesis, parroquias o líderes individuales conocen. De ahí que solicitemos un centro de intercambio de recursos cotejados a disposición de toda la Iglesia, como hizo la Comisión Permanente sobre Liturgia y Música con el sitio www.episcopalcommonprayer.org.
Por último, como demostró la Auditoría de Justicia Racial de 2021,[4] se puede obtener información valiosa cuando los expertos pueden orientar las preguntas, profundizar en las vías prometedoras de renovación y resurrección que ofrecen los informes diocesanos, analizar los datos y ofrecer resúmenes concisos a la Iglesia. Así pues, respetuosamente solicitamos US$100,000 para financiar la auditoría.
Es la esperanza de este comité que con estos esfuerzos podamos tener una visión de “toda la iglesia” para definir mejor el desafío, identificar sus causas y los obstáculos para el cambio, discernir nuevos experimentos y descubrir maneras de conseguir soluciones prometedoras en las manos de todos los episcopales tan pronto como sea posible.
[1] https://religioninpublic.blog/2021/07/06/the-death-of-the-episcopal-church-is-near/
[2] https://extranet.generalconvention.org/staff/files/download/32265
[3] Para obtener más información, consulte The Practice of Adaptive Leadership de Ronald Heifetz, Alexander Grashow y Marty Linsky
[4] https://www.episcopalchurch.org/ministries/racial-reconciliation/racial-justice-audit/
Nota: esta resolución o su explicación contienen referencias externas, como URL de sitios web, que podrían no estar traducidos a los idiomas requeridos por la Convención General. Debido a restricciones en materia de derechos de autor, la Convención General no puede proporcionar traducciones. Sin embargo, es posible que su navegador pueda proporcionarle una traducción automática a otro idioma. Si necesita ayuda al respecto, escriba a [email protected].
Explicación
La Iglesia Episcopal ha estado en franco declive desde hace tiempo. También es cierto que las causas del declive son múltiples y que la Iglesia Episcopal no para nada la única que lo está experimentando. Sin embargo, el hecho es que nuestro tamaño se está reduciendo. Un pronóstico en línea recta mostraría que no tendremos a ningún fiel en nuestros bancos en un plazo de tan solo unas décadas.[1] Además de ser un fracaso en el seguimiento de la gran comisión de Jesús resucitado para nosotros, el declive hace que todo lo demás que tratemos de hacer como iglesia sea mucho más difícil.
Pero los pronósticos no son promesas. Solo Dios conoce el futuro y el Espíritu Santo nos da el facultamiento para discernir y tomar decisiones diferentes. Un buen punto de partida es dejar de negar la verdad o de intentar minimizarla con eufemismos de “cambio”.
Hacer frente a nuestro declive, mejor ejemplificado por la pérdida del 43.2% de la Asistencia Dominical Promedio en toda la Iglesia entre 2013 y 2022,[2] es un “desafío adaptativo” que requiere un cambio fundamental en nuestra mentalidad, valores y comportamientos, no un “problema técnico” que pueda resolverse con la solución “correcta” ni con el conocimiento de un experto.[3] Ante todo, para detener, por no hablar de revertir, nuestras pérdidas, tenemos que apartarnos diariamente de los muchos ídolos y falsos dioses que nos distraen y volvernos hacia el Dios que nos hizo y liberó en Cristo, como hicieron las generaciones de fieles que nos precedieron.
Más allá de eso, no tenemos una comprensión a nivel de toda la Iglesia sobre cómo abordar el declive y, por ende nuestro deseo de escuchar cómo lo están abordando todas las diócesis, que son las unidades básicas de nuestra Iglesia, en sus propios contextos con los informes requeridos. También pretendemos que los informes generen recursos útiles que no todas las diócesis, parroquias o líderes individuales conocen. De ahí que solicitemos un centro de intercambio de recursos cotejados a disposición de toda la Iglesia, como hizo la Comisión Permanente sobre Liturgia y Música con el sitio www.episcopalcommonprayer.org.
Por último, como demostró la Auditoría de Justicia Racial de 2021,[4] se puede obtener información valiosa cuando los expertos pueden orientar las preguntas, profundizar en las vías prometedoras de renovación y resurrección que ofrecen los informes diocesanos, analizar los datos y ofrecer resúmenes concisos a la Iglesia. Así pues, respetuosamente solicitamos US$100,000 para financiar la auditoría.
Es la esperanza de este comité que con estos esfuerzos podamos tener una visión de “toda la iglesia” para definir mejor el desafío, identificar sus causas y los obstáculos para el cambio, discernir nuevos experimentos y descubrir maneras de conseguir soluciones prometedoras en las manos de todos los episcopales tan pronto como sea posible.
[1] https://religioninpublic.blog/2021/07/06/the-death-of-the-episcopal-church-is-near/
[2] https://extranet.generalconvention.org/staff/files/download/32265
[3] Para obtener más información, consulte The Practice of Adaptive Leadership de Ronald Heifetz, Alexander Grashow y Marty Linsky
[4] https://www.episcopalchurch.org/ministries/racial-reconciliation/racial-justice-audit/
Nota: esta resolución o su explicación contienen referencias externas, como URL de sitios web, que podrían no estar traducidos a los idiomas requeridos por la Convención General. Debido a restricciones en materia de derechos de autor, la Convención General no puede proporcionar traducciones. Sin embargo, es posible que su navegador pueda proporcionarle una traducción automática a otro idioma. Si necesita ayuda al respecto, escriba a [email protected].