C010 Acceso a los Ministerios de Prisiones
Los miembros de la Iglesia Episcopal han apoyado durante mucho tiempo el Ministerio de Prisiones, y muchos episcopales han atendido fielmente a personas encarceladas bajo los auspicios de Kairos Prison Ministries International, Inc. a lo largo de sus 48 años de historia, sin ser conscientes de los conflictos que se han desarrollado entre sus políticas éticas y los cánones de no discriminación de la Iglesia Episcopal. Múltiples diócesis episcopales tienen congregaciones que incluyen a Kairos entre sus ministerios. Además, las congregaciones episcopales también han ofrecido espacios de reunión a Kairos, cuyos representantes han firmado acuerdos con estas congregaciones sin revelar estas políticas éticas discriminatorias. La Iglesia Episcopal proporcionó anteriormente a Kairos Prison Ministries International como un recurso para los episcopales que buscan oportunidades para atender a personas encarceladas, incluida la Catedral Nacional.
En agosto de 2023, la diócesis de California y luego la Iglesia en general se enteraron de que el Código de Conducta desarrollado por Kairos International, que se describe a sí misma como “un ministerio cristiano interdenominacional dirigido por laicos, en el cual hombres y mujeres voluntarios llevan el amor y el perdón de Cristo a los presos y a sus familias”, tiene una postura anti LGBTQIA+. De manera específica, excluye a las personas transexuales de este ministerio, como se pone de manifiesto en el siguiente pasaje del código: “Kairos utiliza el sexo asignado al nacer para los voluntarios y para sus Invitados Externos. Kairos cree en la Biblia como la Palabra autorizada e inspirada de Dios para nuestra fe y nuestras vidas, como se establece en la Declaración de Fe. La Escritura es la Palabra autorizada e inspirada sobre la que se toman las decisiones (‘Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer’)”. Además, el código ético de Kairos defiende claramente una visión del matrimonio como algo que solo ocurre entre hombres y mujeres y describe a nuestros hermanos LGBTQIA+ como pecaminosos, declarando que “no condonan que ningún voluntario o miembro del personal represente abiertamente sus pecados y conductas ante los demás, según corresponda (‘Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renuévense en el espíritu de su mente y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad’ [Efesios 4:22-24]).
Esta política de Kairos es incompatible con los cánones de no discriminación de la Iglesia Episcopal (Canon III.1.2). También viola nuestros votos bautismales de “buscar y servir a Cristo en todas las personas” y de “luchar por la justicia y la paz entre todos los pueblos y respetar la dignidad de todos los seres humanos”, así como la misión de la Iglesia que se describe en nuestro catecismo: “restaurar a todas las personas en unidad con Dios y entre sí en Cristo” (Libro de Oración Común, p. 855). Las Escrituras nos recuerdan que “Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28) y que “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:12-13). Jesús nos pide hacer lo mismo que él y “anunciar buenas nuevas a los pobres… para proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para proclamar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18-19).
El ministerio de prisiones y el apoyo al ministerio de nuestros hermanos LGBTQIA+ son coherentes con el mandato de Jesús y el compromiso de la Iglesia de llevar ayuda y esperanza a quienes están especialmente marginados y oprimidos en nuestra sociedad. Por lo tanto, es apropiado buscar oportunidades para atender a los miembros de estos dos grupos marginados, muchos de los cuales sufren un trato atroz a manos del sistema de justicia penal. La exclusión de las personas LGBTQIA+ de participar en un ministerio que describe el deseo de “compartir el amor transformador y el perdón de Jesucristo para influir en los corazones y las vidas de hombres, mujeres y jóvenes encarcelados, así como en sus familias, para que se conviertan en ciudadanos cariñosos y productivos de sus comunidades”, es contradictoria.
Esta resolución afirma el compromiso de la Iglesia Episcopal de participar en un ministerio de prisiones que sea respetuoso y amoroso tanto con los grupos de personas marginadas, como con el desarrollo de ministerios nuevos y más justos, según sea necesario, para que podamos comportarnos como miembros de la casa de Dios, “que es la iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” (1 Timoteo 3:15).
Nota: esta resolución o su explicación contienen referencias externas, como URL de sitios web, que podrían no estar traducidos a los idiomas requeridos por la Convención General. Debido a restricciones en materia de derechos de autor, la Convención General no puede proporcionar traducciones. Sin embargo, es posible que su navegador pueda proporcionarle una traducción automática a otro idioma. Si necesita ayuda al respecto, escriba a [email protected].
Explicación
Los miembros de la Iglesia Episcopal han apoyado durante mucho tiempo el Ministerio de Prisiones, y muchos episcopales han atendido fielmente a personas encarceladas bajo los auspicios de Kairos Prison Ministries International, Inc. a lo largo de sus 48 años de historia, sin ser conscientes de los conflictos que se han desarrollado entre sus políticas éticas y los cánones de no discriminación de la Iglesia Episcopal. Múltiples diócesis episcopales tienen congregaciones que incluyen a Kairos entre sus ministerios. Además, las congregaciones episcopales también han ofrecido espacios de reunión a Kairos, cuyos representantes han firmado acuerdos con estas congregaciones sin revelar estas políticas éticas discriminatorias. La Iglesia Episcopal proporcionó anteriormente a Kairos Prison Ministries International como un recurso para los episcopales que buscan oportunidades para atender a personas encarceladas, incluida la Catedral Nacional.
En agosto de 2023, la diócesis de California y luego la Iglesia en general se enteraron de que el Código de Conducta desarrollado por Kairos International, que se describe a sí misma como “un ministerio cristiano interdenominacional dirigido por laicos, en el cual hombres y mujeres voluntarios llevan el amor y el perdón de Cristo a los presos y a sus familias”, tiene una postura anti LGBTQIA+. De manera específica, excluye a las personas transexuales de este ministerio, como se pone de manifiesto en el siguiente pasaje del código: “Kairos utiliza el sexo asignado al nacer para los voluntarios y para sus Invitados Externos. Kairos cree en la Biblia como la Palabra autorizada e inspirada de Dios para nuestra fe y nuestras vidas, como se establece en la Declaración de Fe. La Escritura es la Palabra autorizada e inspirada sobre la que se toman las decisiones (‘Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer’)”. Además, el código ético de Kairos defiende claramente una visión del matrimonio como algo que solo ocurre entre hombres y mujeres y describe a nuestros hermanos LGBTQIA+ como pecaminosos, declarando que “no condonan que ningún voluntario o miembro del personal represente abiertamente sus pecados y conductas ante los demás, según corresponda (‘Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renuévense en el espíritu de su mente y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad’ [Efesios 4:22-24]).
Esta política de Kairos es incompatible con los cánones de no discriminación de la Iglesia Episcopal (Canon III.1.2). También viola nuestros votos bautismales de “buscar y servir a Cristo en todas las personas” y de “luchar por la justicia y la paz entre todos los pueblos y respetar la dignidad de todos los seres humanos”, así como la misión de la Iglesia que se describe en nuestro catecismo: “restaurar a todas las personas en unidad con Dios y entre sí en Cristo” (Libro de Oración Común, p. 855). Las Escrituras nos recuerdan que “Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28) y que “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:12-13). Jesús nos pide hacer lo mismo que él y “anunciar buenas nuevas a los pobres… para proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para proclamar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18-19).
El ministerio de prisiones y el apoyo al ministerio de nuestros hermanos LGBTQIA+ son coherentes con el mandato de Jesús y el compromiso de la Iglesia de llevar ayuda y esperanza a quienes están especialmente marginados y oprimidos en nuestra sociedad. Por lo tanto, es apropiado buscar oportunidades para atender a los miembros de estos dos grupos marginados, muchos de los cuales sufren un trato atroz a manos del sistema de justicia penal. La exclusión de las personas LGBTQIA+ de participar en un ministerio que describe el deseo de “compartir el amor transformador y el perdón de Jesucristo para influir en los corazones y las vidas de hombres, mujeres y jóvenes encarcelados, así como en sus familias, para que se conviertan en ciudadanos cariñosos y productivos de sus comunidades”, es contradictoria.
Esta resolución afirma el compromiso de la Iglesia Episcopal de participar en un ministerio de prisiones que sea respetuoso y amoroso tanto con los grupos de personas marginadas, como con el desarrollo de ministerios nuevos y más justos, según sea necesario, para que podamos comportarnos como miembros de la casa de Dios, “que es la iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” (1 Timoteo 3:15).
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