A077 Orientación Adicional para el Lenguaje Inclusivo y Metafórico

El lenguaje es importante para garantizar una comunicación clara y concisa de las ideas. Sin embargo, algunos modismos y expresiones se han convertido en hirientes para los miembros de nuestras comunidades. El lenguaje estigmatizado y capacitista impide a las comunidades afectadas crecer más allá de su lugar estereotipado en la sociedad.

El lenguaje estigmatizado afecta la forma en que las personas se sienten acogidas por una comunidad. Puede ser específico para cada región y tener una base cultural. Como organismo internacional, debemos asegurarnos de que respetamos la dignidad de todos los seres humanos a través de las palabras. Algunas palabras serán más difíciles de abandonar y lucharemos por frases favoritas que llevan mucho tiempo divorciadas de su origen estigmatizado. El lenguaje reflexivo es el primer paso en la invitación al amor acogedor de la Iglesia. Hemos visto esta acogida en los símbolos que adoptamos. Ha llegado el momento de reflexionar sobre cómo la lengua se convierte en una barrera para la acogida, una barrera para llegar a las personas de nuestras comunidades. La mayoría de los recursos destacarán términos relacionados con la Salud Mental y el Abuso de Sustancias.

El lenguaje apolítico perpetúa un estándar de ser humano perfecto. Sabemos que solo a través de Dios podemos ser perfeccionados. Cómo se manifieste esa perfección en la tierra no es algo que debamos juzgar. El lenguaje apolítico abunda en nuestros refranes y refleja el uso profundamente arraigado de las metáforas en la forma en que nuestra sociedad describe y conecta al comunicarse. Frases como “caer en oídos sordos”, “el tuerto que guía al ciego”, “tonto” y “bobo” proceden de la ignorancia social de las limitaciones percibidas por las personas con discapacidades, y la perpetúan. Además, al hablar de acciones, debemos ser intencionados sobre cómo nos referimos a la acción y a lo que se está logrando. “Salir a caminar” se enfoca involuntariamente en la acción de caminar, lo que puede distanciar a las personas que utilizan métodos alternativos para desplazarse de un lugar a otro. Sustituir este lenguaje requiere creatividad para entender la invocación a participar.

El lenguaje capacitista y el estigmatizador también pueden empalmarse. Los términos como “loco”, “tarado” e “idiota” empezaron como lenguaje estigmatizador para denigrar a las poblaciones que vivían con enfermedades mentales, físicas y neurológicas. Su uso continuo los transformó en un lenguaje capacitista, ya que la gente los utiliza para distanciar y separar lo que se percibe como perfecto de lo imperfecto.

Al repasar las liturgias de la Iglesia, la documentación sobre formación, las oraciones y los recursos espirituales, deberíamos reflexionar sobre cómo pequeños cambios en la forma de referirnos a los santos, de pedir intersesiones y de dar gracias pueden ser inclusivos para todos (o no ser excluyentes para algunos). Al referirnos a las Escrituras, debemos asegurarnos de no perpetuar los pecados del pasado con un lenguaje malsano en torno al mensaje de las historias y lecciones del Antiguo y Nuevo Testamento. La esperanza de esta resolución es que la Comisión Permanente sobre Liturgia, en colaboración con otros organismos, como Church Publishing (y la posible Comisión Permanente sobre Salud y Bienestar Humano), ofrezca orientación a través del lenguaje que proponen cambiar.

En concreto, queremos asegurarnos de que:

  • En la sección Lenguaje inclusivo de la página 3, se añada un sexto punto en la lista que diga: “El lenguaje estigmatizante debe sustituirse por afirmaciones y palabras que sean más afines y promuevan la comprensión”.

  • En la sección “Lenguaje metafórico” de la página 3, añada un segundo punto. El segundo punto debería ser: “El lenguaje capacitista debe revisarse teniendo en cuenta la intención y la acción del orador y la convocatoria”. El capacitismo perpetúa una experiencia humana “normal” de la vida que coloca barreras artificiales en torno a lo que se considera perfecto. El lenguaje utilizado debe reflejar la intención, no la acción utilizada para llevarla a cabo. Por ejemplo, “Iremos con Jesús”, en lugar de “Caminaremos con Jesús”.

Documentos de apoyo:

directrices para un lenguaje expansivo e inclusivo

guidelines for expansive and inclusive language

 

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